Lunes cultural: Vincent van Gogh.

Una terraza de verano en plena calle, temperatura agradable, buena conversación… calidad de vida. No digáis que no.

Eso mismo nos evoca la pintura que os traemos hoy (Terraza de Café por la noche) desde putolunes. Un cuadro ambientado en la noches francesas, concretamente en Arles (la provenza del país galo). ¿Os imagináis allí comiendo un foie con salsa de moras, un vinito Château Lafite y de fondo sonando una suave música ambiental?

Van Gogh quiso plasmar la noche sin tintes negros. Es por lo que usó para pintar esta imagen azules junto con otros colores. Lo explica aquí en una carta a su hermana.

Además, pintó esta obra in situ, lo cual se salía de la norma en la época (parece ser que, las escenas nocturnas, se «bocetaban» de día y se completaban en el estudio posteriormente). No me digáis que no es curioso 🙂

Saludos noctámbulos.

Referencias externas: el lienzo original lo podéis encontrar en el museo Kröller-Müller.

Propósitos para el 2020: ir al gimnasio.

¡¡¡Otro año más!!! ¿Tenéis propósitos para este nuevo año 2020?

Los que dice todo el mundo son: adelgazar, quitar unos kilitos de más, ir al gimnasio, estudiar inglés… ¿Cuáles son vuestros propósitos? ¿Tenéis?

Y, hablando de salud, ¿ya vais al gym? ¿cuántas veces por semana?

Saludos to mazaos.

Créditos: foto original de Marcel Steger, licencia CC BY 2.0.

A quien madruga, Dios le ayuda… (o no)

Suelen decir que, «a quien madruga, Dios le ayuda». Frase del refranero español, que nuestro filósofo preferido, Confundio (amigo del gran maestro Confucio), ya conocía en su China natal hace cientos de años.

A ninguno de ellos le gustaba madrugar y tenemos constancia de que ambos sabios se saltaban además las aburridas clases de «Informática Básica I» y «Dios en la música» para tomar licor de flores en la cafetería de la facultad. Allí reflexionaban sobre la vida cotidiana, quiénes eran ellos, la existencia de Dios, las ayudas del gobierno, y todo lo que fuera debatible.

Significado de la expresión

La gente que madruga por gusto es común que diga la siguiente expresión (convertida en refrán): «a quien madruga, Dios le ayuda». La sueltan y se quedan tan panchos, oye.

Este pensamiento nos debe hacer reflexionar sobre la mala (o buena) costumbre moderna de madrugar y, concretamente, sobre el tan manido dicho de «A quien madruga, Dios le ayuda».

¿Necesalio sel? —que diría nuestro querido sabio Confundio (recordemos que a él no le gustaba madrugar).

¿No sería mejor apagar todas las alarmas y dejar que el cuerpo despierte tras haber descansado lo suficiente?

Y, el argumento definitivo: los animales no usan despertador. Tampoco piden ayuda a Dios. Se las arreglan por sí solos.

¿Qué opináis al respecto? ¿Sois animales nocturnos o madrugadores sin remedio?

Extensiones al dicho

Para aquellos que seáis muy curiosos, os damos expresiones adicionales y algunas variantes del refrán original:

  • A quien madruga, Dios le ayuda, si se levanta con buen pie.
  • Al que madruga, Dios le ayuda, si se levanta con buen fin.
  • A quien madruga, Dios le ayudaUno que madrugó un duró se encontró; pero más madrugó el que lo perdió.
  • A quien madruga, Dios le ayudaUn costal encontró el que madrugó; pero más madrugó el que lo perdió.
  • Más hace el que Dios ayuda que el que mucho madruga.
  • Más vale a quien Dios ayuda que quien mucho madruga.

Saludos comiendo hormiga que no madruga en árbol.

Créditos:

Refranero del Centro Virtual Cervantes.