Galletas de chocolate sanas.

¿Las palabras «galleta» y «sana» en la misma frase? ¡No me lo creo!

Pues te lo vas a creer… y a comer.

Deja de comer galletas basura industriales y haz la siguiente receta. Es a prueba de vagos, porque no se necesita horno ni habilidades extraordinarias. Ideal para un lunes.

Esta chica nos trae la video-receta:

Deliciosa y fácil receta.

Suceso

Ya veis que elaborar estas galletas exige pringarse un poco las manos… algún pero tenía que tener. Pues, al hilo de esta cuestión, os relato un suceso:

Nos cuenta un compañero de redacción que, hace unos años, se encontraba él comiendo con los compañeros de trabajo, cuando sucedió lo siguiente:

Tras la comida (típico menú de primero, segundo y postre), el camarero trae los postres pedidos por los comensales y uno de sus compis se apresta a coger el suyo (coulant de chocolate) estirando el brazo. Agarra por un borde el plato, pero, oh sorpresa, resulta que viene manchado.

Inmediatamente (y chupándose los dedos) suelta: «menos mal que es chocolate, que si fuera mierdaaaaa…»

Sin verlo en directo es menos impactante, pero, la cara del camarero, un poema xDDD

¿Os ha pasado lo mismo? ¿Os ha pasado al revés (coger caca pensando que era chocolate)? Contad vuestras experiencias en los comentarios, por favor.

Receta

A continuación, los ingredientes y la manera de hacer estas galletas. Cortesía de Auxy (la chica de arriba).

Ingredientes

– 6 dátiles (o, como alternativa, ciruelas pasas);

– 1 taza de frutos secos. En el video ella usa una mezcla, pero se puede utilizar solamente almendras;

– unos 40 g de chocolate negro (en la redacción gusta el de 85% de cacao, pero con uno de 70% también saldrán ricas);

– (opcional para la decoración final) chocolate negro o chocolate blanco.

Elaboración

Preparar los ingredientes: quitar el hueso a los dátiles, si los dátiles no están blanditos, se pueden ablandar con agua. Coger los frutos secos, que -al picarles bien finos- harán el efecto dela harina convencional y, junto con los dátiles, darles unos golpes de turmix.

Por otro lado, derretir el chocolate con cariño.

Hacer la masa mezclando todo, de manera que quede maleable, y se pueda manejar con las manos.

Podemos hacer bolitas, darles forma amorfa (sí, forma de escultura extravagante de museo modernillo), o, mejor, colocar la masa en moldes molones. Dejaremos enfriar unas 3 horas para que nuestras galletas endurezcan un poco.

Fácil, ¿a que sí? ¡¡¡Venga, todos a hacerla este mismo lunes!!!

NOTA: prohibido añadir Nutella a las galletas. Se os había pasado por la cabeza la idea, ¡seguro!

Chiste anti-lunes

Uno de Lepe:

Dicen que los de Lepe se fuman las galletas…

– ¿Por qué?

– Porque pone María.

Feliz lunes

Desde la redacción de putolunes, os deseamos un dulce y sano comienzo de semana. Tened cuidado con el lunes.

Créditos: imagen de cabecera en Pikrepo. Vídeo gracias a Auxy en Yotube.

El trabajo dignifica al hombre (mitos y leyendas)

Inauguramos con este post la sección de mitos y leyendas del mundo laboral. Hoy, en nuestro artículo: «el trabajo dignifica al hombre».

¿El trabajo dignifica a la persona? Un relato corto

Para sumergirnos en el tema y comprender si el trabajo, efectivamente, dignifica a las personas, entrevistamos en exclusiva a Poseidón en su casa situada en Villa del Mar (Grecia insular):

—Reportero putolunes: Sr. Poseidón, hola, ¡buen lunes!

—Poseidón: Pasa, pasa, ven a la cocina, que estoy preparando unas sardinitas fritas…

—Reportero putolunes: (tosiendo por el humo) sentimos interrumpirle, pero queremos hacerle unas preguntas sobre mitos y leyendas y, pensamos que Ud., como deidad que es, nos podría responder adecuadamente.

—Poseidón: ¡Dispara!

—R: Si me permite, iré directo a la pregunta. Veníamos a confirmar que el trabajo dignifica. ¿Qué nos puede decir de ello?

—P: ¡Mekagüen yo mismo! (lanza una sardinilla enharinada contra el suelo) ¡Siempre igual! ¡¡¡Eso no me corresponde!!! Los temas laborales los lleva Ponos… el reponsable de empleo y rollos laborales.

—R: Perdone Ud., lo sentimos muchísimo. No queríamos molestar. ¿Vive cerca ese tal Ponos? ¿Sabría si nos podría atender?

—P: Puf, hombre, no sé. La verdad es que me enfadé con él hace tiempo.

—R: ¿Por?

—P: Nada, un día, yendo a currar, a las 7 de la mañana, va y me suelta: «Posi, colega, el curro dignifica».

—R: ¿Y qué le respondió Ud?

—P: Tronco, ¿qué crees? ¡Que si se había fumado un alga en mal estado!

—R: Pero no se le puede hablar así a un compañero, y más, siendo un dios y no una persona corriente del montón.

—P: Ese Ponos es un trepa, un correveidile, pisaría la cabeza a otros dioses con tal de quedar bien ante Zeus. Todo por el vil metal, claro. Quítale tú el sueldo al tío este y verás como no quiere hacer informes en Word nunca más. ¡Anda y que se vaya a Troya!

—R: Tiene Ud. razón, aunque, en todas las empresas hay gente y personas —por llamarlas de alguna manera— así. (Observa sus notas por unos segundos…) Es una lástima, porque habíamos venido hasta aquí únicamente para hablar de este asunto con Ud. Pero ya vemos que se encarga de otros menesteres…

—P: Mira majo, ahora me pillas en una etapa de cambio. Mandé al carajo los proyectos marinos, se me quedaba la piel muy mal. Me he matriculado a distancia en un máster de marketing y redes sociales.

—R: Ah.

—P: Y te voy a ser sincero: lo hago para ver videos de gatitos. Me han dicho que son criaturas extraordinarias y que tuiter está lleno de ellos. Aquí en el mar no tenemos de eso (señala con el tridente un congrio que nada a lo lejos).

Criaturas peludas comportándose como tales.

—R: Le comprendo, sí.

—P: (mete tripa y se recoloca el delantal de la Sirenita)

—R: Bien, le dejamos que siga con sus cosas.

—P: Oye, quédate a papear, esto huele que alimenta, el anisakis le da un retrogusto de muerte.

—R: No, no, que luego tengo que justificar ante mi jefe las horas que he dedicado a la entrevista y me va a poner cara de empacho de alubias.

—P: ¡Que le den! Me has caído bien, vente pa’ ki abajo, al fondo del mar. Te relajará. ¡Justo tengo un vecino que alquila habitaciones, gastos incluidos!

—R: Oh, ¿en esta misma calle? ¿Quién?

—P: Un tal Bob Esponja.

—R: Quita, quita…

Gente in-digna en los trabajos

Nos ponemos serios (risas). Aquí los compañeros de putolunes y el que os escribe esto, hemos visto mucha gente indigna en nuestras vida laborales, señal inequívoca de que el trabajo y la dignidad son cosas bien distintas.

Tenemos ejemplos mil: don nadies que ascienden a jefecillo (aunque sea de 3 personas mal puestas) y se creen dueños de tu vida, ingenieros alfa que no se lavan las manos después de ir al baño (ni antes), gente que se escaquea en sus tareas pero va a tomar el café todos los días con el responsable de RRHH… ya me entendéis.

Precisamente, un compañero de redacción es fan de Eva Hache y nos recuerda este genial monólogo (en la miniatura parece un demonio, pero es ella):

Eva Hache, una persona con muchísima dignidad.

Por qué el trabajo no dignifica (reflexión)

Trabajo, trabajo, y más trabajo… ¿no sería más deseable, en vez de un empleo corriente, tener una ocupación, algo que nos realice de verdad, con la que estemos satisfechos y seamos más humanos?

Claro, pero… las personas, para vivir, necesitamos dinero. ¿Y si lo que me llena como persona humana es pintar paisajes campestres al óleo?

Aquí os dejo la clave: liberados el dinero, ya no tendríamos que poner el despertador a las 7AM, estar encerrados en una oficina 8 horas al día mirando una pantalla, soportar las estupideces de nuestro jefe o realizar tareas que aportan un valor nulo a la sociedad… suena a dignidad, ¿a que sí?

Y de esta forma obtendríamos la libertad para hacer lo que quisiéramos. ¿Qué pensáis?

Chiste anti-lunes

Lo que os gusta, el chiste.

Feliz lunes

Desde putolunes deseamos un muy feliz lunes a todas las personas que nos leen y un buen comienzo de la semana de trabajo laboral (cruzamos dedos).

Cuidado con el lunes.

Créditos: imagen original libre de Poseidón en Pikist.

FIRE: alquilar pisos.

¿Os gusta el palacete de la foto? Menudo Airbnb que se podría montar en un Señor palacio como éste, ¿eh, pillines?

¡Quietos! Que no… ¡que no se puede! Básicamente, su interior es un mausoleo y no os dejarían. Daos, eso sí, un paseo virtual, que os (nos) va a relajar bastante el lunes.

Si queréis saber más detalles sobre esta obra tan bella de la arquitectura, el artículo de aquí os gustará.

Os pongo, además, un documental a continuación (la calidad del vídeo es baja, pero está entretenido). ¡Que no os vea el jefe (o, si sois jefes, que no os vean vuestros empleados)!

Documental del Taj Mahal realizado por National Geographic.

«El tema inmobiliario»

Vamos al tema de hoy. El tema del apotema. Quizá el tipo de inversión más común en este país. Lo que han hecho en mayor o menor medida nuestros padres, amigos y conocidos antes (y también después) del catacroc del 2008.

Normalmente, para ganar dinerito con los inmuebles (pisos), hay dos maneras de proceder:

  • comprar y vender (compramos a un precio determinado y, como los pisos siempre suben, venderemos más caro);
  • comprar y alquilar (compramos a un precio determinado y alquilamos, generando rentas «pasivas»).

Respecto al primer método, ya sabemos cómo va. No comment.

Vamos con el segundo: se trata de comprar, al mejor precio posible, una vivienda y, al mismo tiempo que se revaloriza, cobrar una renta por medio de su alquiler. Suena bien.

Una buena compra

No obstante, no importa cuál de las dos opciones elijamos, primero hay que comprar el ladrillo. Y, como dice un amigo: «una buena compra es una buena compra». Es decir, cuanto mejor esté hecha la compra (menor precio), obvio, mejor. El rendimiento del alquiler ulterior será más jugoso y tendremos menos capital inmovilizado.

Villa en alquiler.
Coqueto apartamento con piscina. Desde aquí os escribo cada lunes.

Alquilar pisos: pros y contras

A modo de repaso mental, cual piloto profesional que comprueba si todos los sistemas funcionan antes de elevar el aparato, deberíamos de verificar si la inversión en inmuebles es para nosotros.

Sucintamente, ahí va lo bueno y lo malo que vemos aquí, en putolunes, mis compis de oficina y el que suscribe:

Ventajas

– Los pisos se pueden revalorizar (o no) y, al mismo tiempo, ganar una renta (doble ganancia);

– dicha renta, que suele tener frecuencia mensual y puede tener un monto considerable, muy útil para cubrir nuestros gastos (también mensuales) de la vida cotidiana;

– no aplica el IVA: al cobrar dichas rentas, nos podemos olvidar del rollo trimestral con los IVAs y el resumen anual correspondiente;

– en principio, el mercado inmobiliario es independiente de otras inversiones que podamos tener, como por ejemplo, acciones en Bolsa;

– se puede usar una hipoteca a tipo bajo para comprarlo (aunque no lo aconsejamos y somos de la opinión de que, cuanta menos deuda, mejor);

– y, como última ventaja: en caso de necesidad, (redoble de tamborrrrrr) ¡nos podemos meter en él! Antes eso que debajo de un puente. Aunque, claro, el tipo de piso que compremos para hacer negocio, seguramente no sea el tipo de piso en el que viviríamos…

Inconvenientes

– Gastos iniciales: no son moco de pavo… el ilustre notario, Registro de la Propiedad, los impuestos respectivos para Hacienda…

– inversión alta (en el caso de viviendas o pisos): ¿habéis visto pisos decentes por menos de 80-100k? A menos de que os sirva cualquier «zulo«, no abundan;

– al ser algo caros, solamente se pueden tener pocos (seguramente uno solo), lo cual implica que no podremos diversificar;

– baja liquidez: si nos queremos deshacer o vender el inmueble, quizá pasen meses hasta poder tener los billetitos en la mano;

– porcentaje de ocupación: ¿tendremos la vivienda alquilada a una persona o familia de manera habitual? ¿o vamos a alquilar por períodos cortos? En ese último caso, seguro que algún mes o semana la vamos a tener vacía;

– morosidad: podría pasar;

– gastos fijos varios: IBI, seguro de hogar, comunidad;

– pagos imprevistos no planificables a priori, como derramas (ese tejado que se cae a cachos con familias de golondrinas anidando en él);

Edificio con alguna que otra derrama pendiente.

– averías: al inquilino se le estropea un baño y hay que llamar a un fontanero de guardia… (comentario para nuestras seguidoras: no, no os va a venir el fontanero que estáis pensando)

– posibles destrozos: no entraré al detalle, pero todos conocemos gente cuya única diferencia con un gorila salvaje de Borneo (y perdón a los gorilas) es que se viste por las mañanas. Te pueden dejar el piso como una zona de guerra.

¿Muchas cosas a tener en cuenta, verdad? ¿Qué puntos consideráis clave? ¿Os quitarían el sueño? ¿Los aspectos positivos compensan los negativos?

Ejemplo de alquiler real… ejem.

Interrumpimos de urgencia la redacción del post, ya que, acaba de tocar al timbre el cuñado de un editor… Al hilo de lo que hablamos, muy salao él, nos cuenta más o menos lo siguiente:

  • compró hace 7 años un piso de 170k;
  • lo alquila por 800 merkels al mes;
  • el inquilino es amigo de un primo suyo, paga religiosamente y no le ha llamado nunca por ningún problema.

Nos lo ha explicado con una sonrisa de oreja a oreja. Se le ve feliz. Oye, pues ¡enhorabuena!

Rentabilidades

Vamos a analizar, de todas formas, los datos que nos ha dado. Rápidamente:

Ingresos: 800 x 12 = 9600€ anuales, sobre un total de 170k invertidos (lo cual es trampa, porque se le han olvidado los gastos iniciales de la compra y los impuestos). Sale que logra un rendimiento ideal del 5,6% bruto.

Hay que quitar gastos adicionales como IBI, seguro, comunidad (los gastos que pusimos en inconvenientes más arriba) y probables derramas (el edificio no es nuevo, ni mucho menos). Se quedaría en un rendimiento menor. Y aún falta pasar por Hacienda.

Respecto a las rentabilidades oficiales, el Banco de España dice lo siguiente: os enlazamos un informe fresco-fresco de este magnífico 2020 (id, por favor, a la página 3).

Vemos que, los últimos 3 años, la rentabilidad bruta debida al alquiler ha sido de un 4%).

Aquí en la prensa tradicional, nos hablan de las supuestas rentabilidades en 2019. Nos dicen que sale 5,5% de media.

Vuestros conocidos expertos en ladrillo, ¿qué rentabilidad sacan? Preguntadles y nos lo ponéis en los comentarios.

Objetivamente, ¿merece la pena enfangarse con el cemento Portland para obtener ese 4-5% con todos los inconvenientes y malestares que nos puede acarrear la inversión? Dependerá de muchos factores y de cómo seamos nosotros. Toca hacer ejercicio de introspección.

Plan B (también inmobiliario)

Si todo lo anterior os ha desanimado, caben otras alternativas ladrillilmente hablando:

  • lonjas
  • garajes
  • trasteros

Sí, es totalmente en serio. Tenemos expertos en la redacción y trataremos alguna de ellas en futuros posts más en detalle. Os avanzamos las bondades de los trasteros:

Trasteros mágicos.

Chiste anti-lunes

Lo que estabais esperando (os aviso de que hoy es un poco malo):

– Oye, ¿vendes el piso?

– No, lo alquilo.

– Ah, ¿y cuánto pesa?

Feliz lunes

Desde la redacción de putolunes os deseamos un feliz lunes, buen comienzo de semana y prudencia con las inversiones.

Tened cuidado con el lunes.

Créditos: imagen principal original en pixabay. ¡Gracias al autor! Imagen free de la villa de Piklist. Edificio destruido de Wikimedia Commons.