FIRE: alquilar pisos.

¿Os gusta el palacete de la foto? Menudo Airbnb que se podría montar en un Señor palacio como éste, ¿eh, pillines?

¡Quietos! Que no… ¡que no se puede! Básicamente, su interior es un mausoleo y no os dejarían. Daos, eso sí, un paseo virtual, que os (nos) va a relajar bastante el lunes.

Si queréis saber más detalles sobre esta obra tan bella de la arquitectura, el artículo de aquí os gustará.

Os pongo, además, un documental a continuación (la calidad del vídeo es baja, pero está entretenido). ¡Que no os vea el jefe (o, si sois jefes, que no os vean vuestros empleados)!

Documental del Taj Mahal realizado por National Geographic.

«El tema inmobiliario»

Vamos al tema de hoy. El tema del apotema. Quizá el tipo de inversión más común en este país. Lo que han hecho en mayor o menor medida nuestros padres, amigos y conocidos antes (y también después) del catacroc del 2008.

Normalmente, para ganar dinerito con los inmuebles (pisos), hay dos maneras de proceder:

  • comprar y vender (compramos a un precio determinado y, como los pisos siempre suben, venderemos más caro);
  • comprar y alquilar (compramos a un precio determinado y alquilamos, generando rentas «pasivas»).

Respecto al primer método, ya sabemos cómo va. No comment.

Vamos con el segundo: se trata de comprar, al mejor precio posible, una vivienda y, al mismo tiempo que se revaloriza, cobrar una renta por medio de su alquiler. Suena bien.

Una buena compra

No obstante, no importa cuál de las dos opciones elijamos, primero hay que comprar el ladrillo. Y, como dice un amigo: «una buena compra es una buena compra». Es decir, cuanto mejor esté hecha la compra (menor precio), obvio, mejor. El rendimiento del alquiler ulterior será más jugoso y tendremos menos capital inmovilizado.

Villa en alquiler.
Coqueto apartamento con piscina. Desde aquí os escribo cada lunes.

Alquilar pisos: pros y contras

A modo de repaso mental, cual piloto profesional que comprueba si todos los sistemas funcionan antes de elevar el aparato, deberíamos de verificar si la inversión en inmuebles es para nosotros.

Sucintamente, ahí va lo bueno y lo malo que vemos aquí, en putolunes, mis compis de oficina y el que suscribe:

Ventajas

– Los pisos se pueden revalorizar (o no) y, al mismo tiempo, ganar una renta (doble ganancia);

– dicha renta, que suele tener frecuencia mensual y puede tener un monto considerable, muy útil para cubrir nuestros gastos (también mensuales) de la vida cotidiana;

– no aplica el IVA: al cobrar dichas rentas, nos podemos olvidar del rollo trimestral con los IVAs y el resumen anual correspondiente;

– en principio, el mercado inmobiliario es independiente de otras inversiones que podamos tener, como por ejemplo, acciones en Bolsa;

– se puede usar una hipoteca a tipo bajo para comprarlo (aunque no lo aconsejamos y somos de la opinión de que, cuanta menos deuda, mejor);

– y, como última ventaja: en caso de necesidad, (redoble de tamborrrrrr) ¡nos podemos meter en él! Antes eso que debajo de un puente. Aunque, claro, el tipo de piso que compremos para hacer negocio, seguramente no sea el tipo de piso en el que viviríamos…

Inconvenientes

– Gastos iniciales: no son moco de pavo… el ilustre notario, Registro de la Propiedad, los impuestos respectivos para Hacienda…

– inversión alta (en el caso de viviendas o pisos): ¿habéis visto pisos decentes por menos de 80-100k? A menos de que os sirva cualquier «zulo«, no abundan;

– al ser algo caros, solamente se pueden tener pocos (seguramente uno solo), lo cual implica que no podremos diversificar;

– baja liquidez: si nos queremos deshacer o vender el inmueble, quizá pasen meses hasta poder tener los billetitos en la mano;

– porcentaje de ocupación: ¿tendremos la vivienda alquilada a una persona o familia de manera habitual? ¿o vamos a alquilar por períodos cortos? En ese último caso, seguro que algún mes o semana la vamos a tener vacía;

– morosidad: podría pasar;

– gastos fijos varios: IBI, seguro de hogar, comunidad;

– pagos imprevistos no planificables a priori, como derramas (ese tejado que se cae a cachos con familias de golondrinas anidando en él);

Edificio con alguna que otra derrama pendiente.

– averías: al inquilino se le estropea un baño y hay que llamar a un fontanero de guardia… (comentario para nuestras seguidoras: no, no os va a venir el fontanero que estáis pensando)

– posibles destrozos: no entraré al detalle, pero todos conocemos gente cuya única diferencia con un gorila salvaje de Borneo (y perdón a los gorilas) es que se viste por las mañanas. Te pueden dejar el piso como una zona de guerra.

¿Muchas cosas a tener en cuenta, verdad? ¿Qué puntos consideráis clave? ¿Os quitarían el sueño? ¿Los aspectos positivos compensan los negativos?

Ejemplo de alquiler real… ejem.

Interrumpimos de urgencia la redacción del post, ya que, acaba de tocar al timbre el cuñado de un editor… Al hilo de lo que hablamos, muy salao él, nos cuenta más o menos lo siguiente:

  • compró hace 7 años un piso de 170k;
  • lo alquila por 800 merkels al mes;
  • el inquilino es amigo de un primo suyo, paga religiosamente y no le ha llamado nunca por ningún problema.

Nos lo ha explicado con una sonrisa de oreja a oreja. Se le ve feliz. Oye, pues ¡enhorabuena!

Rentabilidades

Vamos a analizar, de todas formas, los datos que nos ha dado. Rápidamente:

Ingresos: 800 x 12 = 9600€ anuales, sobre un total de 170k invertidos (lo cual es trampa, porque se le han olvidado los gastos iniciales de la compra y los impuestos). Sale que logra un rendimiento ideal del 5,6% bruto.

Hay que quitar gastos adicionales como IBI, seguro, comunidad (los gastos que pusimos en inconvenientes más arriba) y probables derramas (el edificio no es nuevo, ni mucho menos). Se quedaría en un rendimiento menor. Y aún falta pasar por Hacienda.

Respecto a las rentabilidades oficiales, el Banco de España dice lo siguiente: os enlazamos un informe fresco-fresco de este magnífico 2020 (id, por favor, a la página 3).

Vemos que, los últimos 3 años, la rentabilidad bruta debida al alquiler ha sido de un 4%).

Aquí en la prensa tradicional, nos hablan de las supuestas rentabilidades en 2019. Nos dicen que sale 5,5% de media.

Vuestros conocidos expertos en ladrillo, ¿qué rentabilidad sacan? Preguntadles y nos lo ponéis en los comentarios.

Objetivamente, ¿merece la pena enfangarse con el cemento Portland para obtener ese 4-5% con todos los inconvenientes y malestares que nos puede acarrear la inversión? Dependerá de muchos factores y de cómo seamos nosotros. Toca hacer ejercicio de introspección.

Plan B (también inmobiliario)

Si todo lo anterior os ha desanimado, caben otras alternativas ladrillilmente hablando:

  • lonjas
  • garajes
  • trasteros

Sí, es totalmente en serio. Tenemos expertos en la redacción y trataremos alguna de ellas en futuros posts más en detalle. Os avanzamos las bondades de los trasteros:

Trasteros mágicos.

Chiste anti-lunes

Lo que estabais esperando (os aviso de que hoy es un poco malo):

– Oye, ¿vendes el piso?

– No, lo alquilo.

– Ah, ¿y cuánto pesa?

Feliz lunes

Desde la redacción de putolunes os deseamos un feliz lunes, buen comienzo de semana y prudencia con las inversiones.

Tened cuidado con el lunes.

Créditos: imagen principal original en pixabay. ¡Gracias al autor! Imagen free de la villa de Piklist. Edificio destruido de Wikimedia Commons.

¡A la rica piña colada! (incluye receta)

¿Te apetece? Ahora mismo me estoy tomando una en el bar de la piscina… Lee el artículo si quieres saber la receta y hacer una piña colada de escándalo.

¡Camarero! ¡Otra piña colada igual que ésta, por favor!

Un momento, que los camareros van a hacer un show:

Dominó de vasos en un resort caribeño.

Breve apunte sobre piratas y piñas

A lo que íbamos: una deliciosa piña colada es algo muy veraniego, y no tenéis por qué venir como yo hasta el luminoso Caribe para disfrutar de ella.

Según dicen, la receta tiene un origen pirata. Allá por el siglo XIX, el malandrín puertorriqueño Roberto Cofresí, hacía repartir entre la tripulación de su nave un brebaje que contenía coco, piña y ron blanco. En mi curro del siglo XXI solo tenemos máquina de café… claramente, hemos retrocedido.

Receta de piña colada

Os dejamos ahorita una receta muuuuuy sencilla. No queremos complicar innecesariamente el lunes. ¡Dificultad cero!

(Podréis observar horrorizados que la imagen que encabeza el artículo no se corresponde en absoluto con la receta que os pongo a continuación… ¡Que no panda el cúnico! Elegid la que más os guste ;))

Ingredientes

  • 40 cl de zumo de piña
  • 20 cl de leche de coco
  • 10 cl de ron blanco
  • Hielo
Piñas felices disfrutando del sol y la playa ajenas a su destino.
Piñas felices disfrutando de la playa ajenas a su destino.

Cómo conseguir la mejor piña colada: receta fácil

Aviso: necesitaremos una batidora.

  • Echar el zumo de piña, la leche de coco y el ron en el vaso. Batir hasta que se mezcle todo.
  • Echar hielo ad libitum y volver a batir.
  • Servir en una copa fresca sacada «del conge».

A continuación, aquí os va una tercera receta diferente y más visual. Nos la cuenta este chico tan majo:

Raúl, un crack, nos enseña cómo hacer una piña colada PRO.

¡Y, de paso, hemos aprendido cómo cortar una piña!

Chiste anti-lunes

Lo que esperabais:

Va una piña colada y la echan de la fila.

Feliz lunes

Desde la redacción de putolunes, os deseamos un tropical y dulce inicio de semana.

Tened cuidado con el lunes.

Créditos:

Imagen original súper cuqui de Alexas_Fotos en Pixabay. ¡Muchísimas gracias!

Foto de piñas obtenido de PxHere.

Vida de ricos: el golf.

¿Os apetece hacer unos hoyos? O, mejor, simplemente ¿dar un paseo por uno de esos campos de golf tan bonitos, con pequeños lagos (perdón, obstáculos de agua) y arbolitos?

Todo ello lejos del trabajo, claro. Bueno, lejos… lejos… ¡o cerca! (seguid leyendo, por favor)

Vivencias extremas

Nos dice un compañero de la redacción que eso del golf es cosa de ricos… no sé. Podríamos abrir un debate sobre la cuestión, pero no un lunes. Bastante complicados son ya.

En este post os traemos una historia basada en hechos reales… o, más bien, un historia 100% real. Nos la cuenta en primerísima persona un amigo de un amigo de un colaborador nuestro, y es algo que le sucedió cuando aún era joven e inexperto. La transcribimos a continuación:

La historia que os voy a relatar es de hace ya unos cuantos años, perdonad si no me acuerdo de todos los detalles…

Resulta que yo andaba trabajando como consultor (omitiré el sector por un tema de privacidad), de proyecto en proyecto, cuando -de repente- mi jefe pronunció las fatídicas palabras: «te vamos a mandar a un proyecto estratégico».

Inmediatamente, pensé: si fuera estratégico, no me mandarían a mí. Sin embargo, resté importancia a este detalle, y asentí con la cabeza.

En cuestión de días, estaba ya en otra ciudad, en un nuevo proyecto. ¿Sería interesante? ¿Sería una encomienda desafiante? ¿Me haría mejor persona?

Sin duda, lo fue. Para empezar, mi empresa me había acomodado en un alojamiento «algo» lejano al lugar de trabajo, y tampoco era plan (qué tonto era yo) de ir en taxi… así que, para llegar a la oficina del cliente, tenía que utilizar 3 transportes diferentes: metro, tren, y el autobús del polígono empresarial. Total: 1 hora y media aproximadamente. Me daba tiempo a leer el periódico dos veces y a completar el crucigrama (esto último, una sola vez, como es lógico).

El edificio, al menos, era chulo, con una fuentecilla en la entrada, plateado, limpio, muy bonito de ver… por fuera.

Mi silla se ubicaba al fondo de un gran salón con mas sillas, dispuestas en filas, presididas (al estilo de una clase de primaria) por la mesa del jefe de departamento. No entraré a describirle, porque daría para otro relato entero.

Ese aula, digoooo, sala, salvando las distancias, se parecía a las galeras de las películas de romanos, con el (perdón por la expresión) negro del tambor encarnado en jefe rechoncho de mediana edad y unos 25-30 galeotes con corbata y camisa arremangada tecleando como posesos en sus respectivos asientos.

Aunque, no todo era malo, o eso intenté creer en aquel momento. Al fondo, detrás del negro, había unos ventanales de considerable tamaño. A través de ellos, se contemplaba en su máximo esplendor un campo de golf. Concretamente, el hoyo 4 y parte del 5 (efectivamente, esa rima que tenéis en la cabeza, es la que pronunció mi jefe -mentalmente- en el momento de asignarme al proyecto).

Las primeras semanas, era incluso relajante: trabajabas, levantabas la vista del ordenador un par de minutos, y ahí estaban. Los socios del club echando unos hoyos (¿se dice así?) y paseando por el cuidado césped de aquel selecto campo.

Pero, lo que fueron semanas, se convirtieron en meses, y, por motivos varios que no contaré por no alargarme, la estancia en esa oficina se fue haciendo más tediosa. Nada que no suela pasar, keep calm & sigue cobrando a final de mes. Pero, el 18 de mayo de ese año sucedió algo que me abrió los ojos: ese día, ignoro la hora exacta, descubrí que los documentos sobre los que yo estaba trabajando (yo los ampliaba y/o actualizaba con más información) y que una persona anterior a mí había dejado guardados, contenían, vamos a decir… «textos adicionales».

Este trabajador (más amargado que beber un bitter kas solo en tu casa el día de tu cumpleaños), había dejado una especie de diario con sus vicisitudes oficinescas, esparcido de manera aleatoria entre las infumables páginas de los aún más infumables documentos de tan estratégico proyecto.

Frases como «ya queda menos para abandonar este infierno», «mal día elegí para dejar de fumar» o chistes varios (muy buenos, eso sí) salpicaban las hojas de aquel <<manual de explotación y procedimientos críticos – parte I>>.

Siguieron pasando las semanas y, al tedio y descontento laboral, se sumó el calor. Los días, con sus 8 horas, transcurrían agónicamente entre la lectura de archivos .doc, paseos a la máquina de café, pensamientos de huida al Caribe, lectura de frases de mi predecesor y furtivas miradas a la cautivadora banderita amarilla del hoyo 5.

Lo tuve claro, era cuestión de elegir: vivir o morir (en vida). Disfrutar del verano en ciernes como los señores que le daban al hierro 7 o pasar mis mejores días de juventud como un esclavo moderno (también llamado asalariado).

Esa misma semana, avisé a mi jefe/gerente y propuse una fecha para mi salida del gran proyecto. Cómo decirlo… no se lo tomó muy bien (qué mal queda insultar por teléfono a un subordinado, no lo hagáis). En cualquier caso, visto en perspectiva, fue algo 100% positivo para todas las partes: tanto para él (consiguió a otra persona más barata para hacer lo mismo), como para mí (cambié a una vida mejor), como para el proyecto (ahora tendría chistes y frases de dos personas distintas, para deleite de nuestro sucesor).

Y fin. Ya siento haberme alargado… decidme en qué tele va a salir mi historia, que le hará ilusión a mi madre.

* Ya lo sentimos, pero no vas a salir en la tele 😛

¿Y vosotros? ¿qué habríais hecho? ¿qué elegís? ¿vida o no vida? ¿jugar al golf o ver cómo juegan otros? Comentarios, quejas e insultos al final del artículo, por favor.

(Todos aquellos links o textos del tipo «cheap viagra» o «enlarge your penis» serán marcados como spam y reportados a las autoridades competentes, estáis avisados.)

Golf, ese deporte

Vamos a ver, siendo sinceros: de golf no tenemos ni idea, lo hemos elegido de tema porque venía a cuento con la historieta. Por tanto, si has entrado al artículo porque ya sabes de qué va esto, puedes ir directo al chiste anti-lunes, dejar tu comentario de odio y/o dedicarte a hacer otras cosas de provecho.

Hemos recurrido a un conocido de nuestros editores, aficionado a este tema de los palos y la bolita, pero, le hemos llamado, y claro, estaba jugando. Así que ha pasado en moto de colaborar con nosotros.

Dado que no hay entendidos en la redacción sobre el asunto que nos atañe, hemos googleado (¿habrá aceptado la RAE este palabro?) y os ponemos a continuación algún video y curiosidades varias para, al menos, entreteneros el lunes 😉

Hemos encontrado un campo chulo, a la altura del citado en el relato. Imágenes a vista de pájaro y explicación del mismo, a continuación (video serio):

Un señor campo de golf.

Y, como somos muy tontos, otro video a nuestro nivel (video simio):

Simios humanoides haciendo monadas.

Cosas del golf

Leyendo un poco más, resulta que hemos aprendido de qué va y, además, nos han llamado la atención algunas cosas al azar. Por ejemplo:

  • El deporte moderno del golf parece que tiene su origen en Escocia, aunque hay quien dice que se jugaba a algo similar ya en la antigua China.
  • Si juegas al golf (aunque no solamente los jugadores de este deporte lo padecen) puedes contraer epitrocleitis o codo de golfista.
  • Si lo vuestro es andar, los campos de golf suelen tener, como mínimo, 4-5 km para patear. Aunque, dependiendo de si son para profesionales o no, podríamos hacernos más o menos kilómetros. Éste en Australia, se pasa un poco… su mapa con los hoyos, descargable en PDF, aquí.
  • Se ha «jugado» en la Luna.
  • Y, por último, conducir un carrito de golf… ¡no digáis que no os apetece!

Nos ha venido a la cabeza un magnífico gag de Mr. Bean:

Oh, my god!

Chiste anti-lunes

Y ahora, lo que estabais esperando, el chiste:

Una pareja en la cama:

Suena el teléfono y lo coge la mujer.
– Ah, ¡hola! ¡Sí, que te diviertas!
– ¿Quién era?
– Mi marido, que me dice que está contigo jugando al golf…

¿Os ha pasado?

Feliz lunes

Desde la redacción de www.putolunes.es os deseamos un buen comienzo de semana. Tened cuidado con el lunes ahí donde quiera que estéis.

Saludos y al hoyo en 5.

Cŕeditos: videos en Youtube de Golf digest y otros. Foto original de Pigsels (CC0). ¡Gracias!